Bajo el "todo vale" ante el miedo a Podemos, se esconde un "a cualquier precio" por el miedo a la Pluralidad.
Hay algunos que pese a sus buenos vientos de cambio, aún no han descubierto que la inmortalidad tiene un precio: el sacrificio del origen, de la eterna juventud política: el sacrificio de lo fundacional. Seamos justos. El pacto por la inmortalidad sólo trae putrefacción, y la lucha encarnizada por sobrevivir como sea a las coyunturas, es un camino marcado por la corrupción de la materia.
Creo que se equivocan aquellos que ven en su espejo particular, un suicidio de sus propias espectativas. Mientras han lanzado el anatema contra el llamado "personalismo magenta", sin saberlo, han abierto una lucha agónica por reclamar al Cosmos una inmortalidad, que ni siquiera les pertenece, y cuyas consecuencias no controlarán jamás.
Hagamos un poco de mayéutica política. ¿El camuflaje de siglas que se propone como clave de la supervivencia, tiene o no tiene que ver con lo fundacional?
Lo fundacional no trataba de impostar unas formas, de camuflar unas siglas y de esconder a un líder legítimamente elegido.
Lo fundacional era blanco y puro, si. Pero también claro y preciso. Era y es un compromiso por la verdadera regeneración democrática, y no una rendición al discurso "política y mediáticamente adaptado a las circunstancias".
Lo fundacional era y es un instrumento ejemplar por el cambio, sin miedos ni complejos hacia el futuro, ni mucho menos hipotecas. Lo fundacional era y es un contrato, no de pureza, sino de "garantías de progreso".
¿O acaso era fundacional el transfuguismo, la condescendencia con el corrupto "propio", la opacidad y la falta de contundencia política?
Concluyo, lo fundacional era y sigue siendo la Regeneración virtuosa.
Aquellos que desarrollan como obsesión enfermiza el pánico al final de algo, acaban aspirando a la posibilidad de gozar de las mieles de unos "dioses" que a la larga han acabado envidiando. Aquello por lo que han luchado se convierte finalmente en un fin en sí mismo.
Acabarán, como enseñaba el mito griego, como el decrépito Titono. Viejos, corruptos y enfermizos..., aunque éso si, gozando de una inmortalidad eterna.
Pero que no se confíen. Sin la juventud fundacional, aquellos que hayan suscrito el pacto de la inmortalidad política, verán pasar los días en un eterno vacío de cualquier orígen. Llegará un momento en que otro UPyD tendrá que hacer con ellos, lo que en su día ellos hicieron con otros. Y éso si será un suicidio político digno de su ego.